Los inicios de los ochenta supusieron la consagración como piloto, cuya carrera es una de las más brillantes de toda la historia. Elegante, preciso y cerebral, los dirigentes de Honda no tardaron en ofrecerle un contrato de auténtico oficial, y él les correspondió con tres títulos mundiales.
Eddy Lejeune, (Verviers, Valonia, Bélgica, 4 de abril de 1961).
En palabras de su hermano, Jean Marie… Eddy no pasa por su mejor momento. Lleva 15 años luchando contra no sabe muy bien qué, con todo tipo de medicinas, tanto convencionales como alternativas intentando, poco a poco, volver a rehacer su vida, sin olvidar el mundo del trial.
Con Eddy Lejeune me voy a expandir un poco más, no porque fuera muy carismático, sino, porque le considero uno de los más grandes pilotos de la historia del Trial.
Con 17 años llegó al Campeonato del Mundo sorprendiendo a todos, para poco después sumar tres títulos mundiales consecutivos (1982, 1983 y 1984), una hazaña que sólo había conseguido antes Yrjo Vesterinen. Eddy cambió la concepción del trial y del pilotaje, siendo el primero en desplazar las ruedas para hacer mejor los giros.
Eddy nació en el seno de una familia eminentemente trialera. Se dice que el trial llegó al continente europeo a través de Bélgica, ya que su cercanía con las Islas Británicas propiciaba los intercambios deportivos y culturales.
Uno de los protagonistas de esta "importación" del trial fue Jean Lejeune, que a través de su club, el Royal Dison Moto Club, comenzó la expansión del trial en su país.
La pasión de Jean Lejeune por el trial no tardó en pasarla a sus hijos Jean Marie y al pequeño Eddy. El mayor, Jean Marie, empezó a destacar en diversas competiciones y en una de ellas ganó como premio una Montesa Cota 25, que regaló a su hermano Eddy.
Por aquel entonces Eddy ya ganaba numerosos triales infantiles en Bélgica.
Las Honda formaron parte de la vida de Eddy desde el comienzo, cuando por aquel entonces no tenía otras opciones donde elegir y su padre se encargaba de dejarlas perfectas para los gustos de su hijo pequeño. En 1977 se proclamó campeón de Bélgica en categoría Junior.
Con sólo 16 años ya se hablaba de él como niño prodigio del trial. Estas cualidades no se les escaparon a los directivos de Honda Bélgica, que firman con él un contrato y le ceden una Honda TL 200 preparada en Japón. Con ella gana allí donde va.
En 1979, Eddy acompaña a su hermano en las pruebas del Mundial. En su debut en la primera prueba, el 10 de febrero, termina en la posición 22
Siete días más tarde llega la gran sorpresa en el Gran Premio de Gran Bretaña, Eddy es octavo a sólo tres puntos de Bernie Schreiber, nadie puede creerlo y el comentario generalizado es ¿de dónde ha salido este chico que pilotando ese “cacharro” ha superado a pilotos de la talla de Mick Andrews, Ulf Karlson, Rob Shepperd o Toni Gorgot? En aquel trial hubo nada menos que 79 participantes clasificados, muchos de ellos de reconocido prestigio.
La progresión era increíble, y una nueva sorpresa estaba por llegar. El Gran Premio de Bélgica del 25 de febrero de 1979 en Bilstain veía como a punto estaba de subir al pódium. Fue cuarto a sólo tres puntos del primero, pero las protestas no tardaron en llegar, muchos se quejaron diciendo que el trial había sido hecho a su medida, y que aquello no era lógico.
Algunos de sus competidores reclaman alegando que Eddy no tiene aún 18 años, y que por tanto no puede puntuar en el Mundial, por lo que le son retirados los puntos obtenidos en estas tres primeras pruebas. Algo decepcionado por esto, decide no participar en las tres siguientes (Holanda, España y Francia). Honda le cede una nueva moto y sufraga los gastos para que asista a las pruebas americanas. Así, Eddy reaparece en Canadá ya con 18 años cumplidos y con plenas opciones para puntuar.
El mundial vuelve a Europa. En Italia acabó en el vigésimo primer puesto, pero en Suecia vuelve a demostrar que viene a por todas y no habrá quien le pare, es sexto, y séptimo en la República Checa, finalizando el Mundial en la 14ª posición.
Con tales expectativas, otras marcas intentan ficharle, pero Eddy prefiere seguir con Honda, que le invita a Inglaterra para probar la moto oficial de Rob Shepperd. En las pruebas sorprende y pronto hace las mismas zonas que el británico.
Tras esto, Honda le cede una de las RTL 360. La nueva moto es realmente excepcional, nada tiene que ver con la anterior, Eddy está encantado deseando que llegue la primera cita del Mundial de 1980, en la que finalizaría en una más que aceptable cuarta posición.
En 1981 empezarían a llegar las primeras victorias, pero quizás una equivocada elección de neumáticos (Dunlop) hizo que volviera a repetir una cuarta posición en el Campeonato del Mundo.
Honda decide equipar los Michelín para la temporada 1982. Prepara a conciencia el nuevo año y la familia decide volcarse en él. Jean Marie pasa a ser su mochilero, aunque compitiendo y también le siguen en cada prueba su mecánico, sus padres, su hermano pequeño Eric y sus tres hermanas. Además, toma un preparador físico.
Entonces llega una auténtica racha de triunfos que le convierten en imbatible. Ocho victorias, dos segundos puestos, un tercero y un cuarto, Lejeune se proclamaba Campeón del Mundo de Trial a falta de dos pruebas por disputarse.
Para rematar un año de éxitos, se casa con Dominique, a la que conoció años antes en las oficinas del importador belga de Montesa. Ella también le ayuda de manera importante en el ámbito psicológico.
La temporada 1983 vuelve a ser triunfal, pese a que comienza con un cuarto puesto en España. De nuevo logra ocho victorias y se adjudica su segundo Mundial con dos pruebas de adelanto. En 1982 y 1983 participa también en los Scottish Six Days Trial, logrando en ambas ocasiones la tercera plaza.
Al año siguiente, Eddy sigue siendo el hombre a batir. Hasta ahora su principal rival había sido el californiano Bernie Schreiber, pero un nuevo fenómeno le empieza a poner las cosas difíciles arrebatándole cuatro victorias. Es un piloto francés -Thierry Michaud- que aunque técnicamente quizás no sea tan bueno como Eddy, es capaz de una concentración increíble que le permite una gran regularidad.
A primeros de mayo, volvía a participar en los Scottish, logrando la segunda posición. Este fue su mejor resultado en los SSDT, una prueba que se le resistió siempre.
La anécdota llega con la disputa de la última prueba del mundial, que se celebraba en Suecia. La noche anterior, en el restaurante del Hotel, Eddy estaba preocupado, llegaba como líder con un margen de sólo cinco puntos. Tras una temporada tan buena en la que no había bajado del podio, algo grave tendría que suceder para perder esos cinco puntos.
Al día siguiente, durante la prueba, sucedió algo increíble y totalmente antideportivo. Todos pudieron ver como algunos pilotos de Fantic trataban de perjudicar al piloto belga con todo tipo de argucias para hacerle perder el máximo de tiempo y provocarle una importante penalización por tiempo, o al menos desconcentrarle. Algunos simularon caerse delante del belga, otros tardaron lo máximo posible en hacer las zonas, mientras Michaud se adelantaba haciendo las zonas con la mayor rapidez. Las trampas no dieron fruto, ya que Michaud pinchó y en el tiempo que reparaba la rueda Lejeune pudo superarle.
Lejeune era segundo, posición suficiente para ser por tercera vez consecutiva Campeón del Mundo, aunque por sólo dos puntos de margen respecto al francés.
Para 1985 Honda decide fabricar un nuevo prototipo para él, siguiendo sus indicaciones, con un nuevo chasis, mono amortiguador y también un motor de 360cc 4 tiempos pero mucho más compacto.
La Honda de Lejeune, aquejada de numerosos problemas en el embrague, cambio, etc. junto a los cambios de geometría y la posición del motor, la hacen más difícil de pilotar. En Bélgica Lejeune logra la victoria sobre un terreno que domina, pero en las cuatro siguientes pruebas no lo consigue más.
En Austria, Lejeune vence por segunda vez, pero Michaud vuelve a rematar con cuatro victorias seguidas más, proclamándose Campeón del Mundo con gran ventaja sobre Lejeune, que es subcampeón.
Ante los innumerables problemas de la Honda 360, Eddy decide que en el 1986 utilizará una ligera 250.
Lejeune comienza muy bien la temporada, ganando en Bélgica, pero en la segunda prueba celebrada en Inglaterra se hunde hasta la sexta plaza, vuelve a ganar en España, dos victorias más en Canadá e Italia y en los Scottish esta vez sólo pudo ser cuarto
Sabiendo lo que había sucedido hacía dos años con el equipo Fantic, Lejeune estaba realmente preocupado. A su intranquilidad se sumó otra desafortunada… ¿casualidad? aquella noche anterior al último Gran Premio, junto a la habitación de Eddy alguien organizó una fiesta de lo más ruidosa hasta altas horas de la madrugada. Si el bueno de Eddy ya estaba de por sí bastante nervioso este hecho hizo que psicológicamente se encontrase aún peor. Los rumores apuntaban a que la fiesta estaba sufragada por alguien que no estaba presente en la misma, pero vinculado al entorno del trial francés.
A la mañana siguiente Eddy se encontraba fatal, mientras su rival francés lo daba todo y se hacía con la victoria. El desastre llegaba y Eddy realizaba el peor trial en muchos años, descendiendo nada menos que hasta la 13ª posición y perdiendo el que hubiese sido su cuarto título mundial.
Tras su paso fugaz por Merlin y su posterior cierre, Lejeune ficha por Montesa para la temporada 1989, marca con la que tenía buena relación. A los mandos de una Cota 309 Lejeune disputó su último Mundial y numerosos triales indoor. Su mejor resultado ese año fue el quinto puesto en la última prueba del Campeonato, la de Luxemburgo.
A comienzos de 1990, con casi 29 años, anunciaba su retirada, atrás quedaban tres títulos mundiales consecutivos, siete campeonatos nacionales, 33 victorias en el mundial y numerosas victorias en triales indoor, a lo largo de once temporadas.
Con su retirada se acababa una carrera dedicada al trial, que lo convirtió en uno de los más grandes. Su último título mundial fue conseguido con una moto de dos amortiguadores, condición indispensable para considerar una moto de trial clásica en los triales de clásicas actuales. Quizás por este motivo, Eddy Lejeune podría ser considerado el último Campeón del Mundo de la época clásica.
Otro mérito de Eddy es que comenzó a hacer el paso del pilotaje clásico al moderno, ser uno de los primeros en mover la moto de delante estando parado, “tirar” para atrás sin poner los pies en el suelo y exigir unos frenos excelentes y un embrague rápido de uso con un solo dedo, evolucionando el pilotaje que más tarde perfeccionaría Jordi Tarrés.
Después de esto, Eddy colgó definitivamente las botas y no volvió a subir en una moto de trial durante más de diez años, dedicándose a su familia: su mujer Dominique, su hija Maude y su hijo Amaury, aunque últimamente lo hemos podido ver en España participando en algún trial de clásicas y más recientemente en los Scottish 2011.
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Como he comentado anteriormente, Eddy no pasa su mejor momento, pero a raíz del Centenario de los Scottish, en el cual estuve presente, se produjo una anécdota muy curiosa y sobre todo muy gratificante.
Era el sábado 30 de abril de 2011. Salía del hotel West End y en el parking del mismo se me acerca una persona y me pregunta… ¿vas a Kinlochleven a ver las clásicas? Sí, fue mi respuesta y otra vez me volvió a preguntar… ¿cabe una persona más en el coche para llevarla hasta allí? Sí, fue otra vez mi respuesta. Pues si la puedes recoger en el padock te lo agradeceré.
Me acerqué hasta allí y… ¡sorpresa! La persona que tenía que llevar era, nada más y nada menos, que el gran Eddy Lejeune.
El que me había hecho la propuesta era Eric Lejeune, que junto a su hermano Jean Marie, se desplazarían hasta Kinlochleven en moto de carretera, y les faltaba una plaza.
Un lujo, al alcance de pocos, poder entablar una conversación en “spanishcatalonianfrancoinglés” con el tres veces Campeón del Mundo, explicando y recordando experiencias de triales en España, sobre todo del Indoor Solo Moto del Palacio de los Deportes de Barcelona, al que yo –muy joven- acudía año tras año para ver las peripecias de mis ídolos, entre ellos Eddy Lejeune con su silenciosa Honda 4 tiempos. De esos momentos de conversación pude extraer las siguientes conclusiones:
1.- ¿Qué significó el trial para ti?
Todo, mi vida, mi pasión, mi afición, mi profesión, pero ya en los últimos años de mi carrera me aburría, y por esto lo dejé.
2.- ¿Qué significa el trial para ti?
Ahora me he vuelto a animar un poco más, por eso me he inscrito en los Scottish Six Days Trial 2011 junto a mis hermanos Jean Marie y Eric, para volver a recordar aquellos años más dedicados al mundo del trial.
También tengo las respuestas del hermano mayor, Jean-Marie. De sus palabras se desprende que han sido y son una familia dedicada al trial, con una afición fuera de lugar, pero sobre todo con un gran sentimiento filosófico, jeje…
1.- ¿Qué significó el trial para ti?
En pocas palabras, te diría « es toda una vida ».
2.- ¿Qué significa el trial para ti?
Es una forma de ser que me permite vivir en estado de equilibrio dinámico entre el cielo y la tierra, entre un sueño y la realidad percibida, entre lo imposible del momento y el todo posible de mañana.
Permite cultivar la relación del día a día… DE VIVIR cada vez más consciente y respetuoso de la vida.
Para mí, el TRIAL, por diferentes aspectos, contribuye al equilibrio planetario… Facilita la transición rápida de la humanidad hacia una sociedad harmoniosa y de convivencia.
Me ha dado mucha satisfacción, placer y enseñanzas. Hoy, me incita a escuchar el instante presente y a mirar hacia el futuro que noto lleno de potenciales para experimentar sin límites.
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Cuando mencionas el apellido Lejeune, todo el mundo piensa en el piloto que durante tres años consecutivos se alzó con el título de Campeón del Mundo. Pero Eddy es solo una parte de esta versátil familia motociclista, donde el trial ha sido siempre un modo de vida.
Su padre, Jean, era un industrial del plástico que siempre se había erigido como uno de los hombres que más ha hecho por el trial en Bélgica. Se le podía ver, tanto tomando parte en cualquiera de las pruebas para veteranos que él mismo organizaba, como siguiendo a su hijo por las carreteras de Escocia sobre un scooter rojo.
Jean Marie, el mayor de los seis hermanos –tres chicos y tres chicas- tomó el relevo de su padre como piloto cuando éste decidió centrar sus esfuerzos en el negocio familiar. Jean Marie, que pilotó para Montesa durante casi 12 años, y que ganó el campeonato belga tres veces, influenció de forma decisiva en la trayectoria de Eddy.
Eric es el más joven del clan, no tardó en abandonar la práctica del trialsin tras quedar subcampeón mundial el mismo año que Andreu Codina se hizo con el título. Eric se dedicó al trial y fue siempre en línea ascendente hasta que un aparatoso accidente de circulación que se saldó con fractura de 28 huesos, le apartó de la competición. Entonces decidió retirarse y seguir los pasos de toda su familia –menos Eddy- en torno al negocio de su padre.
Dicho todo esto… No es de extrañar que en la edición 2011 del centenario de los Scottish Six Days Trial en el que participaban los tres hermanos, sus padres, ya mayores, también estuvieran con ellos en Fort William. Toda la familia se había desplazado para la ocasión, como en los viejos tiempos.